Hoi zäme!
Es increíble pero las horas, los minutos y los segundos se me pasan en un abrir y cerrar de ojos... ¿a alguien más le ocurre lo mismo o soy la única?
Aunque, bien pensado... quizás Jean de La Bruyère tenía razón al decir que: "Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad"
¿¿¿Será que no sé aprovechar bien mi tiempo??? ¿Qué debo hacer?
:( - :( - :( - :( - :( - :( - :( - :( - :( - :( - :(
Creo que hoy toca noche de reflexión...
Ya os contaré si saco algo en claro...
Un besito y feliz noche.
Foto: Melocotonero salmantino :)
Con todos mis respetos, yo creo que ese señor tenía razón sólo a medias. Si bien es cierto que a veces por planificarnos mal, disfrutamos poco de nuestro tiempo y nos quejamos de que no tenemos, otras es una agenda muy cargada de cosas con las que disfrutamos nos impiden hacer otras con las que también disfrutaríamos, lo que irremisiblemente nos lleva a quejarnos por falta de tiempo para realizar todas las cosas que nos hacen y harían disfrutar. Y tal.
ResponderEliminarTeoría idiota y personal matemático temporal:
ResponderEliminarYo creo que sentimos el tiempo como fracción de la vida vivida.
De modo que de pequeños, unas vacaciones suponen y se sienten como una largaaaaaaa historia, un año, casi una vida...
y cada vez con el tiempo esos espacios de tiempo son más chicos y más insignificantes...
Lo que es igual, lo que en ti es algo asombroso, en el mío es una angustiosa asquerosidad, jeje
Que tal tu noche de reflexión,aclarastes tus ideas o siguen mas o menos como antes.Piensa bien lo que quieres y luego haces una cosa u otra.Eso lo tienes que tener claro.Que tengas un buen dia.Besos
ResponderEliminarYo no me fijo en lo rápido o despacio que el tiempo avanza. Me fijo en lo rapido o despacio que crezco yo dentro del tiempo.
ResponderEliminarEs un poco trabalenguas...
Si las cosas importante las hacemos EN TIEMPO, mucho mejor. Siempre desamos que el tiempo no os controle, pero rara vez admitimos que somos capaces de controlar nuestros propios tiempos. No es del todo cierto aquello que nunca es tarde si la dicha es buena. La realidad lo deja sin argumentos.
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