"¡Oh, Heidi, se hace la luz en mi corazón! ¡Cuánto bien me has hecho!
La abuela repitió muchas veces seguidas estas palabras que expresaban
su alegría, y Heidi se sintió henchida de felicidad al ver a la abuela
de aquel modo. De pronto alguien golpeó la ventana y Heidi vio que su
abuelo la llamaba por señas. La niña obedeció en el acto, prometiendo a
la abuela volver al día siguiente. La idea de poder alegrar a la abuela y
de hacer la luz en su corazón iba a ser desde entonces su mayor
felicidad." - Johanna Spyri
Foto: El tiempo pasa, pero los recuerdos son inolvidables... Te quiero, yaya :)
lunes, 12 de enero de 2015
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